Usted se denomina como psicóloga de robots, ¿qué significa ese título?
El concepto "psicología de los robots" lo acuñó Isaac Asimov, el escritor de ciencia-ficción. En sus relatos aparece una psicóloga que trabaja con robots. A raíz de eso, decidimos bautizar así la especialidad en investigación que hemos creado aquí en Linz, pero le hemos dado la vuelta al concepto. Yo no me ocupo de la psique de los robots, sino del bienestar de las personas. Nos encontramos inmersos en una revolución tecnológica; por eso es tan importante reflexionar sobre cómo dar forma a un futuro automatizado, de manera que en él tenga cabida tanta gente como sea posible.
¿En qué campos de la vida personal y profesional es más relevante la interacción entre seres humanos y robots?
Los robots que más integrados están ya en la vida cotidiana son los robots virtuales o bots: Alexa y compañía están cada vez más presentes en salas de estar e interactuamos con ellos mediante el habla. Si descontamos las aspiradoras y cortacéspedes automáticas, la mayoría de la gente apenas ha tenido contacto con robots físicos. Pero ese panorama va a cambiar a lo largo de las dos próximas décadas. Hoy hay multitud de programas de desarrollo en marcha, especialmente en el ámbito de la movilidad robótica, como los robots transportadores para hospitales y centros de cuidados, que trasladan la ropa de cama o la comida del punto A hasta el punto B. Incluso veremos aparecer automóviles de conducción autónoma, aunque no será en los próximos cinco años; falta más tiempo.
En la industria se habla a menudo de los "cobots" o robots colaborativos. ¿Qué le parecen?
Por el momento, todavía son muy escasos los ejemplos de cooperación estrecha auténtica entre personas y robots. En la mayoría de casos, los robots industriales trabajan protegidos dentro de jaulas de seguridad, tras barreras señalizadas. Pero el perfeccionamiento de los sensores también hará posible estrechar la colaboración. Considero que lo más importante aquí sería la comprensión mutua entre robot y persona. ¿Qué es lo que debería advertir o comunicar un cobot a su compañero de equipo humano y en qué momento? ¿Cómo debe comportarse para que la persona se sienta segura y no considere que está dominada, subyugada? Pienso que algunas personas son más proclives a tratar con robots proactivos y otras prefieren robots más reservados, que se limiten más bien a reaccionar ante órdenes. Además, será preciso diseñar cobots que se amolden a distintos niveles de experiencia: Alguien que no haya tenido ningún contacto previo con robots presenta necesidades muy diferentes para la interacción con la máquina que otras personas más acostumbradas a ellos o que ya saben mucho de robótica.
Mucha gente se muestra escéptica y critica la mayor utilización de robots. En su opinión, ¿cómo se podría elevar el nivel de aceptación de estas nuevas tecnologías?
En el fondo, seres humanos y robots deben complementarse combinando sus puntos fuertes. Los robots no deberían intentar copiar a las personas. Dentro del debate público, los protagonistas a menudo son los robots humanoides y androides, que figuran como una potencial amenaza, capaces de reemplazar al ser humano de forma global. Creo que, con frecuencia, los medios de comunicación transmiten una imagen incorrecta y despiertan miedos equivocados. Es preciso contrarrestar esa percepción para crear una base que permita abordar este tema de manera productiva. Además, existen muchos conceptos e ideas que jamás se explican correctamente y con claridad. Por eso mucha gente carece de una comprensión básica y eso sería absolutamente esencial. Lo aconsejable es que todo el mundo esté capacitado para participar en el debate sobre cómo deben ser las tecnologías en el futuro. En líneas generales, a mí lo que me importa es que logremos crear un futuro robótico cuyo eje central sean los seres humanos: los robots pueden asumir tareas penosas, monótonas y desagradables; nos ayudarían a liberarnos. Con unas condiciones marco apropiadas, eso reportaría más calidad de vida para todos.
LA PERSONA ENTREVISTADA:
Martina Mara, nacida en 1981, es especialista en psicología y desde abril de 2018 es catedrática de psicología de la robótica en la Universidad Johannes Kepler de Linz. El tema de su tesis, redactada en la Universidad de Coblenza-Landau, fueron los robots de aspecto humanoide. Durante muchos años participó en el festival Ars Electronica Futurelab, centrándose en proyectos cooperativos de investigación en el ámbito industrial y con carácter interdisciplinar. Mara es miembro del Consejo sobre robótica e inteligencia artificial de Austria, además de formar parte de la junta directiva de la Sociedad Ludwig Boltzmann. Es autora de una columna de prensa orientada al gran público, donde comenta habitualmente la actualidad tecnológica. En 2018, el banco BAWAG le concedió su Premio a la Mujer, además de serle otorgado el premio Futurezone Award dentro de la categoría "Women in Tech".